La Historia del Cine en Sevilla, de los primeros rodajes a hoy

La historia del cine en Sevilla comienza a finales del siglo XIX, cuando las cámaras empezaban a capturar movimiento y el cine mudo era la gran novedad. Una de las primeras filmaciones conocidas en la ciudad data de 1898, realizada por operadores de los hermanos Lumière, que registraron escenas cotidianas en la Plaza de San Francisco y el río Guadalquivir.

La historia del cine en Sevilla es también la historia de cómo una ciudad única, cargada de arte, arquitectura y vida popular, se convirtió en escenario perfecto para la gran pantalla. Desde finales del siglo XIX, Sevilla llamó la atención de los primeros cineastas gracias a su luz especial, sus monumentos y el carácter vibrante de sus calles. No es casualidad que algunas de las primeras películas de la historia de España se rodaran aquí, marcando el inicio de un recorrido que ha llevado a la capital andaluza a ser considerada un auténtico plató al aire libre.

Hoy, Sevilla sigue brillando en el mapa internacional del séptimo arte: superproducciones de Hollywood, series internacionales y películas españolas premiadas se han filmado en sus rincones más emblemáticos. En esta página descubrirás cómo empezó todo y cómo ha evolucionado.

Los inicios del cine en Sevilla (1898-1930)

El cine llegó a Sevilla apenas unos años después de su nacimiento oficial. En 1898, operadores de los hermanos Lumière rodaron algunas de las primeras imágenes en movimiento de la ciudad, capturando la vida diaria en la Plaza de San Francisco, las orillas del Guadalquivir y la entrada y salida de carruajes por la Puerta de Jerez. Estas breves filmaciones, hoy piezas de archivo, marcaron el inicio de una relación centenaria entre Sevilla y el séptimo arte.

A principios del siglo XX, la ciudad se convirtió en objeto de interés para operadores franceses, ingleses y norteamericanos que buscaban captar la esencia exótica de España. Sevilla ofrecía todo lo que el imaginario romántico de la época ansiaba: la Giralda, el Guadalquivir, el flamenco y sus patios llenos de flores. Estas imágenes, proyectadas en cines de toda Europa, consolidaron a Sevilla como una de las ciudades más filmadas de aquel momento.

Este primer contacto del cine con Sevilla marcó el camino de lo que vendría después: una presencia continua en el audiovisual español e internacional. Hoy, al recorrer los lugares donde se filmaron aquellas primeras películas, el visitante no solo revive la memoria del cine, sino que también conecta con la tradición y el alma de la ciudad. Entre las más destacadas se encuentran las primeras versiones cinematográficas de Carmen, rodadas entre 1915 y 1938 en localizaciones como el Barrio de Santa Cruz, la Fábrica de Tabacos y la Plaza de España.

En los años 20, productoras españolas y extranjeras comenzaron a ver en Sevilla un decorado ideal para historias de romance y drama. Documentales y películas de la época retrataban la Semana Santa, las corridas de toros en la Maestranza y escenas cotidianas en mercados y plazas. Estos primeros rodajes contribuyeron a proyectar la imagen de una ciudad vibrante y profundamente ligada a sus tradiciones.

Un punto de inflexión llegó con la Exposición Iberoamericana de 1929, que no solo modernizó la ciudad, sino que dejó como legado espacios únicos como la Plaza de España y la Plaza de América, escenarios que más tarde aparecerían en numerosas películas.

Hoy, muchos de esos lugares siguen intactos y pueden visitarse, permitiendo a los viajeros revivir las mismas vistas que aparecían en la gran pantalla hace más de un siglo.

Sevilla en el cine clásico (1930-1960)

Con la llegada del cine sonoro en la década de 1930, Sevilla comenzó a aparecer en producciones más elaboradas, tanto españolas como internacionales. La ciudad ofrecía no solo una estética inigualable, sino también una sonoridad que permitía integrar música, cante y diálogos con acento andaluz, elementos muy apreciados por el público de la época.

Una de las películas más representativas de estos años fue Carmen, la de Triana (1938), dirigida por Florián Rey y protagonizada por Imperio Argentina, rodada en escenarios como el barrio de Triana y la Real Fábrica de Tabacos. Este filme no solo fue un éxito en España, sino que ayudó a consolidar el mito romántico y pasional de Sevilla en el imaginario cinematográfico.

Durante la década de los 40, Sevilla acogió rodajes que exaltaban la tradición española, con un marcado acento en el folclore, el flamenco y la religiosidad popular. La ciudad fue plató de comedias, dramas y musicales que mostraban al mundo la cara más pintoresca de Andalucía. Al mismo tiempo, directores españoles empezaron a ver en Sevilla un lugar ideal para contar historias urbanas, con barrios como Triana o el Casco Antiguo como protagonistas.

Durante los años 50, el auge de las coproducciones internacionales trajo a la ciudad a grandes nombres del cine europeo y americano. Producciones como La Reina Mora (1954) o Viva lo imposible (1958) aprovecharon sus calles empedradas y monumentos como la Plaza de España, el Alcázar y la Catedral para dotar de autenticidad y belleza a sus escenas.

La segunda mitad del siglo trajo consigo una mirada más realista y crítica. Sevilla fue escenario de películas que reflejaban cambios sociales y políticos, un camino que acabaría consolidando al cine andaluz como parte fundamental de la industria nacional. Esta línea más comprometida acabaría dando frutos en los 90 y 2000, con directores como Alberto Rodríguez, responsable de éxitos rodados en Sevilla que exploramos en la sección de Películas españolas rodadas en Sevilla.

Además, en esta época Sevilla se convirtió en un escenario recurrente para documentales turísticos producidos por el NO-DO, que mostraban procesiones, ferias y fiestas locales, consolidando su imagen como destino cultural y cinematográfico.

Hoy, recorrer estos lugares —desde la monumental Plaza de España hasta las estrechas calles de Santa Cruz— es también revivir parte de esa historia audiovisual. No es casualidad que muchos de estos espacios formen parte de la Ruta cinematográfica por Sevilla, una experiencia que permite descubrir cómo los escenarios reales siguen siendo protagonistas más de un siglo después.

La era de las superproducciones (1990-2010)

A finales del siglo XX y, sobre todo, en el XXI, Sevilla dio un salto definitivo al cine internacional. Su luz, sus monumentos y su ambiente histórico atrajeron a grandes productoras de Hollywood, que vieron en la ciudad un escenario perfecto para películas de acción, aventuras y fantasía. 

Uno de los hitos más importantes fue el rodaje de Star Wars: Episodio II – El Ataque de los Clones (2002), dirigido por George Lucas. La Plaza de España de Sevilla se transformó en la futurista ciudad de Theed, en el planeta Naboo, demostrando que Sevilla podía convertirse en un escenario de ciencia ficción sin perder su esencia. Las imágenes del lugar dieron la vuelta al mundo y atrajeron a miles de fans que hoy siguen visitando la localización.

En 1992, coincidiendo con la Exposición Universal de Sevilla, la ciudad fue también escenario de 1492: La Conquista del Paraíso, de Ridley Scott, con Gérard Depardieu y Sigourney Weaver, que rodó en el Alcázar y otras localizaciones históricas. Esta producción no solo trajo estrellas internacionales, sino que aprovechó el esplendor urbano que vivía la ciudad en esos años.

Durante esta época también llegaron rodajes como Noche y Día (2010), con Tom Cruise y Cameron Diaz, que utilizó las calles del centro histórico y la Plaza de Toros de la Maestranza para espectaculares escenas de acción; y El Reino de los Cielos (2005), de nuevo de Ridley Scott, que ambientó parte de sus escenas medievales en el Alcázar.

Este periodo consolidó a Sevilla como una localización versátil y reconocida en la industria, capaz de acoger desde épicas históricas hasta thrillers de acción y ciencia ficción.

Sevilla en el cine contemporáneo (2010-Actualidad)

En la última década, Sevilla ha vivido un auténtico renacimiento cinematográfico, atrayendo tanto a producciones internacionales como a cine español de gran éxito. La ciudad se ha convertido en un referente del turismo de rodajes, con visitantes que llegan expresamente para recorrer los escenarios vistos en la gran pantalla.

En 2012, The Dictator, protagonizada por Sacha Baron Cohen, utilizó la Plaza de España como fachada de un palacio ficticio en la nación imaginaria de Wadiya. Las imágenes del rodaje recorrieron las redes sociales y mostraron la versatilidad de este monumento como escenario cinematográfico.

Otro momento clave llegó con la serie Juego de Tronos (2015-2019), que convirtió el Alcázar en los Jardines del Agua de Dorne, atrayendo a miles de fans y multiplicando las visitas al monumento. Aunque se trata de una serie, su impacto en la industria y el turismo local fue comparable al de las grandes superproducciones.

En el cine español, títulos como Modelo 77 (2022), de Alberto Rodríguez, han puesto el foco en la Sevilla de otras épocas, rodando en localizaciones como la antigua cárcel de La Ranilla y capturando con detalle la atmósfera de la ciudad en los años 70.

Producciones como El Hombre de las Mil Caras (2016), Adiós (2019) y La Peste (2018, serie) han seguido demostrando que Sevilla puede ser el telón de fondo perfecto para historias de intriga, drama y acción, a la vez que impulsan su imagen cultural y turística.

Hoy, Sevilla no solo es un decorado de lujo, sino un activo estratégico para la industria cinematográfica, capaz de atraer proyectos de cualquier género y alcance.

Sevilla: Un plató vivo que te espera

La historia del cine en Sevilla es un recorrido apasionante que atraviesa más de un siglo de rodajes, desde las primeras filmaciones en blanco y negro hasta las superproducciones y series más vistas del mundo. Sus calles empedradas, monumentos imponentes y barrios llenos de vida han sido testigos de romances, batallas, intrigas y comedias que han dado la vuelta al mundo.

Visitar Sevilla es mucho más que recorrer sus puntos turísticos; es entrar en un gran plató al aire libre donde cada esquina tiene una historia que contar y una escena que revivir. Desde la majestuosa Plaza de España, escenario de mundos lejanos, hasta el Alcázar, con siglos de historia y fantasía entre sus muros, cada localización ofrece una experiencia única para los amantes del cine y la cultura.

Te invitamos a descubrir la ciudad siguiendo las huellas de tus películas y series favoritas. Pasea por los mismos lugares donde rodaron estrellas internacionales, revive escenas memorables y siente la magia que convierte a Sevilla en uno de los destinos cinematográficos más importantes de Europa.

Y si quieres que tu experiencia sea aún más especial, aprovecha nuestras rutas guiadas de cine en Sevilla, donde podrás conocer anécdotas de rodaje, curiosidades y secretos de producción mientras recorres los escenarios que han hecho historia en la gran pantalla.

El auge internacional (1960-1990)

Entre los años 60 y finales de los 80, Sevilla vivió una etapa de apertura internacional que la convirtió en uno de los destinos preferidos para rodajes extranjeros en España. El atractivo de sus monumentos, unido a un clima favorable y a costes de producción más bajos que en otros países europeos, atrajo a productoras de Hollywood, Francia, Italia y Reino Unido.

En esta época, el Alcázar y la Plaza de España se consolidaron como escenarios icónicos. En 1966, El León y el Viento, protagonizada por Sean Connery y Candice Bergen, utilizó como localización el Parque de María Luisa, mostrando su exuberante vegetación y arquitectura regionalista. Otro título destacado fue La Conquista del Paraíso (1992, pero preproducida en los 80), de Ridley Scott, que rodó varias secuencias en el Alcázar, transformándolo en escenarios de ultramar.

Sevilla también fue elegida para películas históricas y aventuras exóticas, aprovechando sus patios, palacios señoriales y calles estrechas como recreaciones de escenarios árabes, coloniales o mediterráneos. Durante las décadas de los 70 y 80, el auge del turismo cinematográfico comenzaba a notarse, con curiosos y aficionados acercándose a ver los rodajes o visitar después las localizaciones.

Este periodo marcó el inicio de la reputación de Sevilla como “ciudad plató” a nivel global, preparando el terreno para la llegada de las superproducciones de los años 90 que la llevarían definitivamente al mapa de las grandes capitales del cine.

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